Si hay una atracción que puede rivalizar con Big Thunder Mountain en cuanto a popularidad y legado en Disneyland París, esa es sin duda HyperSpace Mountain. Su historia está marcada por múltiples transformaciones temáticas, convirtiéndola en la atracción más reinventada en los 33 años del parque.
Los orígenes: Discovery Mountain y la visión de Julio Verne
Originalmente concebida como parte de un ambicioso proyecto llamado Discovery Mountain, esta montaña se iba a inspirar en las novelas de Julio Verne y especialmente en Vulcania, la isla volcánica que aparece en 20.000 leguas de viaje submarino.
La idea inicial contemplaba una estructura gigante de más de 100 metros de diámetro, con un aspecto volcánico que fue evolucionando hasta convertirse en la actual montaña mecánica que hoy conocemos.
Además de su estética, el proyecto buscaba una solución práctica: proteger a los visitantes del imprevisible clima parisino. Por eso, se planearon túneles transparentes que conectaban diversas atracciones, como Videopolis, Café Hyperion, Star Tours y Cinémagique. Aunque algunos de estos pasadizos no llegaron a construirse, todavía se pueden ver vestigios de ellos, como las aberturas reconvertidas en ventanas en la fachada del teatro.
1995: De la Tierra a la Luna – El nacimiento de un icono
La primera versión de la atracción se inauguró en 1995 bajo el nombre Space Mountain: De la Tierra a la Luna, inspirada directamente en la obra homónima de Verne. Su inmersión temática era tan profunda que incluso hoy en día podemos ver detalles decorativos como el gran cartel del cañón Columbiad, que evocaba la estética de la novela original.
En este momento, no se concebía que la atracción cambiara de temática con el tiempo, lo que explica por qué su diseño aún conserva muchos elementos del universo verniano.
2005: Space Mountain – Misión 2
Una década después, en 2005, llegó Space Mountain: Misión 2, una versión renovada que incorporó nuevos efectos especiales y un enfoque diferente: en lugar de viajar a la Luna, la misión nos llevaba más allá del sistema solar.
Fue una actualización visual y tecnológica que modernizó la experiencia, pero aún conservaba parte del espíritu original.
2015: Adiós Verne, hola galaxia
En 2015, se produjo un giro importante. Se abandonó completamente el universo de Verne, eliminando símbolos como la luna sonriente, y se introdujo una supernova explosiva como nueva secuencia visual.
Aunque esta nueva temática no coincidía del todo con la estética exterior del edificio, muchos —entre ellos, quien escribe este post— coinciden en que esa disonancia entre lo que ves por fuera y lo que vives por dentro es parte del encanto de la atracción.
2017: El gran salto al universo Star Wars
Con motivo del 25º aniversario del parque, la atracción fue completamente reimaginada como Star Wars: Hyperspace Mountain. Esta versión, aún activa, nos convierte en pilotos de la Alianza Rebelde, en plena batalla contra el Imperio Galáctico.
Antes de abordar, el Almirante Ackbar nos informa de nuestra misión. A bordo de nuestras naves, nos sumergimos en una persecución intergaláctica sincronizada con la mítica banda sonora de John Williams, marcando un hito como la primera montaña rusa Disney en alinear completamente su recorrido con la música.
Datos técnicos y curiosidades
- El lanzamiento inicial se realiza a través de un cañón de 22 metros, que nos dispara directamente hacia el interior de la montaña.
- La atracción cuenta con servicio PhotoPass, así que… ¡no olvides sonreír justo antes del lanzamiento!
- Es necesario tener una altura mínima de 1,32 m para subir.
- Dispone de opción Premier Access (de pago a través de la App de Disneyland París), cuyo precio varía según la temporada, y también tiene Single Rider.
- Tiempos de espera: En temporada baja, puede rondar los 20 minutos; en temporada alta, puede superar fácilmente la hora de cola.
Una favorita entre los más atrevidos
Para quienes disfrutan de emociones fuertes, HyperSpace Mountain es una experiencia imprescindible. Con sus giros, loopings, velocidad y banda sonora épica, es considerada por muchos —yo incluida— la atracción más divertida de Disneyland París.
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